jueves, 29 de septiembre de 2016

Reflexiones de fin de temporada

El final del partido con Liceo Naval marcó el cierre de una nueva temporada de la URBA y con ello el fin de una etapa. Desde hace más de tres décadas que Olivos juega en la máxima categoría, y si bien en los últimos años la línea que marca lo que es la primera división, segunda, etc. es borrosa (principalmente desde que los que juegan Nacional de Clubes no juegan el torneo de Grupo 1), Olivos había conseguido mantenerse en ese Grupo 1 que peleaba todos los años para jugar Top 14.

Olivos jugó su último Top 14 en 2011, y desde entonces, con un gran recambio de jugadores en el medio,  peleó la permanencia en Grupo 1, saliendo airoso en cada una de esas situaciones, pese a que varios años fue con susto. Este año la suerte no fue la misma y Olivos jugará el Grupo 1B en 2017. 

Esta es una realidad que a todos los que queremos a Olivos nos duele, no solo por no pertenecer más a esa elite del rugby de Buenos Aires, sino porque se produce en un año que en cuanto a resultados fue raro y eso desconcierta.

Al igual que frente a cualquier situación crítica, hay quienes entienden que viene causada por situaciones aleatorias, que no se puede hacer mucho para evitarlas y que es cuestión de mantener el curso para volver adonde se estaba. Sin embargo, hay quienes utilizan estas crisis para hacer introspección, mejorar su autoconocimiento y se replantean a sí mismos, como un motor para una superación, para un crecimiento.

El adoptar la primera postura implicaría preparar la temporada que viene como la pasada, entendiendo que el descenso fue un tema principalmente fortuito, y que con cambios mínimos (ya sea de personas (cuerpo técnico, colaboradores, jugadores, etc.), de métodos de entrenamiento o similar)- será suficiente para volver al grupo 1A.

La otra, un poco más larga y demandante, es entender que el paso atrás es solo para poder ver el bosque atrás del árbol, para tener una mejor perspectiva y juntar impulso para salir hacia adelante. El desafío implica unirse entre todos como club, mirar hacia adentro y reconocer dónde estamos, focalizarnos en las fortalezas que tenemos y encontrar con humildad aquello que nos falta. Recién ahí seremos capaces de definir adónde queremos ir, cual es nuestro horizonte.

Para ello también hay que entender que todos somos parte, y que se necesita de todos para salir adelante; que el trabajo duro y a conciencia rendirá sus frutos (aunque no necesariamente inmediatos), y que los clubes grandes, no nacieron grandes, sino que fueron personas como todos nosotros, que se hicieron fuertes frente a la adversidad, y con confianza entre unos y otros y una convicción inquebrantable llegaron lejos.

Hoy más que nunca es hora de poner el hombro y de unirse como nunca. El corazon y convicción que mostraron los jugadores y el apoyo de todo el club en las últimas fechas mostraron que cuando nos unimos somos mucho más fuertes y eso ilusiona. 




Tal como dijimos el mismo sábado, hoy más que nunca, es un orgullo #SerDeOlivos…

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con la reflexión. Sobre todo lo realizado en las ultimas fechas donde se demostró realmente lo que es jugar con corazón y convicción, pero que lamentablemente fue tarde y que ese mismo espíritu lo hubiéramos expuesto desde la primera fecha, otro hubiera sido el destino del O.R,C.- Esto tambien hay que recordarlo para corregirlo en el futuro.-

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